Cuando uno espera mesa en el famoso restaurante Dos Pebrots de Barcelona, se puede contemplar la galería de fotografías que hay en sus paredes y que plasman la época más brillante de la gastronomía española, con Ferrán Adrià al frente.

En todas ellas encontramos a las personas que en esa época potenciaron la gran revolución culinaria frente a la todopoderosa Francia. La presencia masculina en las fotos y medios de comunicación es aplastante, y tan sólo una mujer, Carme Ruscalleda, logra brillar en tan distinguido elenco.

El paso del tiempo y la lógica evolución de nuestro panorama gastronómico han permitido cambiar la desigual situación que las mujeres sufrían, logrando así la visibilidad, el reconocimiento y el respeto que merecen.

La actualidad gastronómica actual destaca y se enriquece gracias al trabajo de muchas mujeres como son las directoras de sala Mónica Fernández (Grupo Bambú), Susana Krcivoj (Rilke) o Mariana Tapia (Noor); sumilleres como Almudena Alberca (primera mujer española Master of Wine), María José Huertas (La Terraza del Casino) o Clara Isamat (premio al mejor documental por su ‘Fermentación espontánea’); bodegueras como Mª José López de Heredia y Anna Espelt; reposteras como María Cañizares (Rustic), Montse Abellá (Santceloni), Anna Bellsolà (Baluard) o Andrea Dopico (Alàbriga Hotel); presidentas de Academias de Gastronomía como Ana Laguna (Navarra) o Mª del Mar Churruca (País Vasco); productoras como Rosa Vañó (Castillo de Canena), Rosa Lafuente (Conservas Lafuente)o Mireia Barba (Espigoladors) y empresarias al frente de los grandes congresos del sector como Lourdes Plana (Madrid Fusión), Roser Torras (San Sebastian Gastronomika) o Eva Ballarín (HIP). Su irrupción sugiere un cambio de mirada, sobre todo entre quienes viven por y para la gastronomía.

Porque debemos tomar en cuenta su valor y su valía. Saber reconocer sus logros sin cuotas ni gestos condescendientes ni actitudes paternalistas.

La singularidad de las gastrónomas es cada vez mayor en nuestro país. Basta con seguir a los restaurantes de alta cocina españoles; a la programación de los congresos gastronómicos que dirigen curiosamente mujeres; a los nombres (de hombre) de la crítica especializada; a los jurados de tantísimos concursos y competiciones gastro; a los premios anuales de influyentes instituciones; a las distinciones que hacen determinadas listas de alcance internacional...

Todas ellas quieren competir en igualdad de condiciones, entre ellas y junto a los hombres. Nos queda aún mucho por reivindicar y corregir para fomentar la paridad real en todos los aspectos. ¡Será que no hay (suficientes) mujeres!

Fuente: Belén Parra, https://artsandculture.google.com/