Según los resultados de un estudio elaborado por BEUC (Organización Europea de Consumidores), Eurogroup for Animals (Eurogrupo para los Animales) y European Public Health Alliance (Alianza Europea de Salud Pública), la elección de alimentos está condicionada por una compleja red de influencias externas, y una buena parte de ellas están orientadas a maximizar la elección de alimentos nutricionalmente pobres.

El estudio hace referencia a entornos alimentarios, es decir, al contexto físico, económico, político y sociocultural por el que los consumidores tomamos decisiones a la hora de comprar, preparar y consumir los alimentos. Recordemos que en las decisiones de compra todo influye, el precio, las ofertas y promociones, la colocación de los productos alimenticios en las estanterías, el tipo de envase y color, etc.

Maximizar entornos alimentarios donde los alimentos son nutricionalmente pobres, favorece el incremento de diferentes enfermedades no transmisibles asociadas a la alimentación, lo que deriva en una peor calidad de vida y salud, y en una mayor carga para el sistema sanitario. Por ello, se considera prioritario que quienes elaboran las políticas, trabajen para revertir la situación, es decir, mejorar los entornos alimentarios, ayudando a que los consumidores puedan elegir opciones más saludables y sostenibles.

La situación socioeconómica también influye mucho, los barrios de consumidores con un estatus socioeconómico más bajo, favorecen a menudo una mayor presencia de establecimientos de comida rápida, menos saludable y más económica. Según el estudio, en países como Inglaterra hay cinco veces más probabilidades de encontrar establecimientos de comida rápida en aquellas áreas con economías más deprimidas, en comparación con las áreas que son de mayor estatus socioeconómico.