Esta semana recibimos la noticia de que en Estados Unidos se solicita que se prohíba el etiquetado con declaraciones de carne de vacuno “baja en emisiones de carbono”, ya que precisamente la producción de carne es la que se asocia a una mayor emisión de gases de efecto invernadero. Además, se pide que se verifiquen todas las declaraciones climáticas de los alimentos por empresas independientes.

Cada vez son más las empresas que usan el denominado “lavado verde” o “ecopostureo”, es decir, declaraciones y certificaciones medioambientales en alimentos y servicios que son engañosas, no tienen base científica, son poco efectivas, etc. EWG (Environmental Working Group) pide al USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) que las empresas alimentarias den a conocer las emisiones de carbono en las etiquetas de los productos alimenticios que elaboran, tal y como hacen a la hora de informar sobre el contenido en calorías. Por otro lado, desde la organización se apunta que no existe la carne de vacuno con reducidas emisiones de carbono, de hecho, ningún otro alimento produce más emisiones de gases de efecto invernadero que la producción de carne de vacuno.

Como ocurre en Europa, estas declaraciones climáticas en los alimentos confunden a los consumidores, carbono neutral, CO2 neutral, carbono positivo o carbono neutral certificado, etc., dando una falsa impresión y haciéndoles creer que se trata de reducciones de emisiones reales, valiendo la pena la elección de estos alimentos en favor del medioambiente, pero no existen garantías reales de una reducción o una compensación del carbono.