Desde hace tiempo, la tecnología de impresión 3D en los alimentos se está desarrollando y abriendo nuevas posibilidades, pudiéndose imprimir alimentos vegetales, pescado, carne, etc.

Bien, pues, investigadores del Institute of Food, Nutrition and Health (Instituto de Alimentación, Nutrición y Salud) de ETH Zürich (Escuela Politécnica Federal de Zúrich), han realizado un interesante estudio en el que concluyen que es posible modular la textura y el sabor a través de la impresión 3D, logrando que un mismo alimento provoque mayor o menor aceptación de quienes lo prueban. Los expertos trabajaron con la impresión 3D para crear siete estructuras en capas diferentes utilizando chocolate y queso crema, con ello lograron generar diferentes texturas. Posteriormente, estas estructuras se las dieron a probar a 120 personas, cumplimentando un cuestionario sobre su gusto por las piezas que habían probado, describiendo, además, qué opinaban de la apariencia, el sabor y la sensación en boca.

Los resultados muestran que la disposición 3D de dos masas que eran sensorial y texturalmente diferentes, modulaba las puntuaciones generales del gusto de los participantes, destacando que ello era debido, en particular, a las diferencias apreciadas en la sensación y el sabor en la boca. Los expertos concluyen que es evidente que el sabor no se crea únicamente por el gusto, sino por la combinación de varios factores como son el aroma, la textura temporal y la apariencia visual, y lo cierto es que esto es algo que se sabe desde hace tiempo.

La impresión 3D puede ayudar a desvelar algunos aspectos sobre cómo se forman los fundamentos de la percepción del sabor, además, puede ser interesante desde el punto de vista de la industria alimentaria, ya que se demuestra que la percepción se puede modificar fácilmente modulando la textura.