En los últimos años hemos sido testigo de como han aumentado el consumo de alimentos probióticos naturales, como pueden ser la kombucha, el kimchi o el kéfir. Los alimentos probióticos contienen microorganismos potencialmente beneficiosos para nuestra salud. En concreto Lactobacillus y Bifidobacterium, que son prácticamente los únicos microorganismos vivos cuyos beneficios han sido probados.

En esta ocasión vamos a descubrir que es el Kéfir, considerado por muchos profesionales de la salud y nutrición como el rey de los probióticos. A pesar de que el kéfir se ha puesto de moda no hace mucho tiempo, en realidad es uno de los productos más antiguos que se conocen, consumido durante miles de años en el Cáucaso. El kéfir es un producto lácteo de consistencia líquida que ha sido fermentado mediante unos gránulos de color blanco, blandos y gelatinosos, y en el que actúan diferentes bacterias y levaduras. Esta combinación de fermentos y levaduras tan numerosa da como resultado una bebida de sabor ácido, muy aromática y que aporta efectos probióticos muy beneficiosos para la microbiota intestinal.

El efecto probiótico del kéfir es la principal bondad de esta bebida, lo que influye de manera muy beneficiosa sobre la microbiota intestinal de quienes lo consumen. Entre sus muchos beneficios se encuentra su capacidad para mejorar nuestro sistema inmunitario gracias a las cepas probióticas y a otros importantes nutrientes como la biotina que, a su vez, reproducen las bacterias buenas e inhiben el crecimiento de otras dañinas. Además, beber kéfir puede convertirse en el mejor aliado para restablecer la flora intestinal y combatir la diarrea disruptiva tras la toma de algunos medicamentos, como los antibióticos.