Sequías, desertificación, inundaciones... cada año que pasa el cambio climático se hace notar más y más. Por desgracia, este proceso ya es irreversible, pero sí estamos a tiempo de paliar las desgarradoras consecuencias del cambio climático.

Hoy conocemos los datos de un estudio realizado por el Instituto de Política Agrícola y Comercial y la Fundación de Mercados Cambiantes en el que se pone de manifiesto que las 15 principales empresas productoras de carne y lácteos emiten casi tanto metano como toda la UE y el efecto que estas tienen en el aumento de la temperatura del planeta y como se pone en riesgo la seguridad alimentaria.

El estudio ha calculado las emisiones de metano generadas por diez de las corporaciones lácteas más grandes y cinco de las corporaciones cárnicas más grandes, se estima que las emisiones combinadas que generan son de 12’8 millones de toneladas anuales, lo que equivale a más del 80% de la huella total de metano de la Unión Europea. El impacto ambiental de estos sectores es enorme y se denuncia la falta de acción, así como la necesidad de llevar a cabo una legislación y una regulación urgente, estricta y ambiciosa en ambos sectores.

Recortar las emisiones de metano es fundamental para como mínimo paliar el cambio climático. El gas metano tiene una vida media corta en la atmósfera (10-12 años), pero es un gas que ejerce un potente efecto invernadero (80 veces mayor que el CO₂ en un período de 20 años). Sin ir más lejos, se le considera responsable de una cuarta parte del calentamiento global actual.

Por ese motivo, evolucionar hacia un modelo de producción agroecológico es primordial. La ganadería ecológica es un modelo de cría que utiliza razas autóctonas, preservando los recursos locales, garantizando la calidad diferenciada de los productos pecuarios y salud pública. El objetivo final debe ser lograr una producción ganadera más eficiente, que garantice la salud y bienestar animal y la conservación de los recursos naturales.