Varios estudios comprueban que en periodos de inflación los alimentos pocos saludables son los más económicos incluso llegando estos a bajar sus precios cuando aumentan los precios de los alimentos saludables.

Quienes más sufren esto son las familias que tienen una economía más limitada, donde tienen que llenar la cesta con productos accesibles, adquiriendo los productos más económicos y que les conducen a llevar una dieta malsana, pobre en nutrientes y rica en grasas y azúcares. Y es que cabe destacar que los supermercados son la principal fuente de comida poco saludable, rica en grasas, azúcares añadidos, sal, pobres en nutrientes y con una alta densidad energética.

Según el informe sobre índice de precios de consumo del INE (Instituto Nacional de Estadística), en el grupo de alimentos considerados saludables, la leche aumentó su precio un 26%, los huevos en un 22’4%, la carne de ave en un 17’6%, los yogures un 17’3%, la fruta en un 12’1%, etc. En el grupo de alimentos considerados poco saludables, el chocolate aumento su precio en un 4’9%, los productos de confitería un 6’7%, los refrescos azucarados un 6’8%, los platos preparados un 9’7%, etc.

Es muy importante recordar que este tipo de alimentos incrementa el riesgo sufrir sobrepeso y obesidad, el cáncer colorrectal, peor salud mental y un gran número de patologías relacionadas con todo lo citado. Por eso medidas como subvencionar los alimentos que son saludables, ofrecer más descuentos o incluso una reducción de IVA son vitales para que familias con economías limitadas puedan acceder a un catálogo más amplio donde predominen los alimentos más saludables.