Resulta fascinante analizar la notable presencia de la gastronomía en la literatura española y su relación con el "costumbrismo".

La afición por la descripción de alimentos, platos, festejos y profesiones ligadas a la alimentación está muy presente en muchos de los escritos del costumbrismo español, sobre todo en los siglos XVIII y XIX, lo que les convierte en verdaderas e interesantes avanzadillas de la explosión gastronómica que vivimos en la actualidad.

En obras del siglo XVII, como “El Glotón que come al uso”, de Juan de Zabaleta; del XVIII, como “Las comidas y las cenas” de Diego de Torres Villarroel, y del XIX, como “La fonda nueva” de Mariano José de Larra o “La patrona de de huéspedes” de Ramón de Mesonero Romanos, se incluyen menciones a mercados, plazas y productos, explicaciones, conversaciones y profesiones en torno a los alimentos que transcurren en todo tipo de escenarios.

Zabaleta, en El Glotón, señala de manera específica la importancia social de las cosas del comer, materia a la que dedica todo un artículo, como singular premonición de una temática propia. Y en el artículo de Antonio Flores, “El hortera”, ya del siglo XIX, están presentes alimentos como son el café, arroz, bacalao, té, cacao clasificado según su origen y bizcochos, buñuelos y leche “amerengada”, que rodean al protagonista y explican el transcurrir de los días.

Todas estas obras nos hacen ver que la alimentación y la gastronomía son sin duda elementos dinamizadores que aportan color y capacidad descriptiva, además de añadir ese tono moralizante característico de nuestros artículos costumbristas.

Fuente: "La nota gastronómica y el artículo de costumbres" (Revista científica Estudios Sobre el Mensaje Periodístico). La Vanguardia.